Este verano (nos fuimos en Marzo), decidimos ir a vacacionar a Córdoba, es una provincia que se encuentra en el centro de nuestro territorio. Tiene lugares bellísimos rodeados por sierras y lagos, un lugar con muchas cosas por descubrir, para respirar aire de tranquilidad y vitalidad, para descansar y sobre todo disfrutar. Primero pasamos unos días en la Capital, una gran amiga vive junto con su familia ahí y fuimos a pasar unos días con ellos, increíbles. Recorrimos muchos lugares, y luego de pasar unos días llenos de historias, nos fuimos a un lugar del que sabíamos muy poco.
Fuimos a Villa Giardino, a unas cabañas llamadas Umbral de Sol. Es el día de hoy que me encuentro sumergida en la cabaña, mirando el atardecer o disfrutando de todas las estrellas y del silencio que acompaña mis pensamientos. Decirles que me sentí como en casa, es decir poco, me sentí en paz conmigo y la naturaleza, es ese lugar que uno tanto anhela, donde pareciera que todos los planetas se alinean y es justo ahí, en ese momento donde debía estar. Este lugar no es mágico, porque es real, este lugar es un lugar donde quisiera regresar una y mil veces, es el lugar donde sonrío desde el alma. Mi novio y yo, pasamos unos días hermosos, conocimos muchos lugares y disfrutamos de los hermosos paisajes. Sumado a eso conocimos 2 personas que como pocas, pueden decir que encontraron su lugar en el mundo, ellos y sus hijos son personas increíbles, personas con las que sentimos mucha conexión, a las que sentíamos que ya conocíamos hace tiempo, esos amigos que no ves hace tiempo y cuando los volves a ver pareciera que no pasaron ni dos minutos. Sabemos que volveremos y que disfrutaremos nuevamente del aire puro, de las largas caminatas que nos llevaran a lugares desconocidos y de nuestros ricos mates mirando el atardecer.
Fuimos a Villa Giardino, a unas cabañas llamadas Umbral de Sol. Es el día de hoy que me encuentro sumergida en la cabaña, mirando el atardecer o disfrutando de todas las estrellas y del silencio que acompaña mis pensamientos. Decirles que me sentí como en casa, es decir poco, me sentí en paz conmigo y la naturaleza, es ese lugar que uno tanto anhela, donde pareciera que todos los planetas se alinean y es justo ahí, en ese momento donde debía estar. Este lugar no es mágico, porque es real, este lugar es un lugar donde quisiera regresar una y mil veces, es el lugar donde sonrío desde el alma. Mi novio y yo, pasamos unos días hermosos, conocimos muchos lugares y disfrutamos de los hermosos paisajes. Sumado a eso conocimos 2 personas que como pocas, pueden decir que encontraron su lugar en el mundo, ellos y sus hijos son personas increíbles, personas con las que sentimos mucha conexión, a las que sentíamos que ya conocíamos hace tiempo, esos amigos que no ves hace tiempo y cuando los volves a ver pareciera que no pasaron ni dos minutos. Sabemos que volveremos y que disfrutaremos nuevamente del aire puro, de las largas caminatas que nos llevaran a lugares desconocidos y de nuestros ricos mates mirando el atardecer.
Como siempre, a cada lugar que voy no puedo resistir mi tentación de cocinar, así que para nuestras ricas meriendas hice un bizcochuelo marmolado, riquísimo.
Parece que estoy medio nostálgica, espero haberles podido trasmitir todo lo que este lugar supo darme y si no será una buena excusa para volver y empaparme nuevamente de semejante vista.
Nota: En la fotografía, uno de los increíbles atardeceres fotografiado por mi.
Parece que estoy medio nostálgica, espero haberles podido trasmitir todo lo que este lugar supo darme y si no será una buena excusa para volver y empaparme nuevamente de semejante vista.
Nota: En la fotografía, uno de los increíbles atardeceres fotografiado por mi.
No hay comentarios:
Publicar un comentario