lunes, 4 de julio de 2011

Las maravillas de Polonia, por Consuelo Nores

¿Qué se puede decir después de dos AIESECos que atravesaron el charco del Atlántico para descubrir las maravillas de Polonia?
Sí, ¡así fue en todo sentido! Paso a contarles mi experiencia desde sus inicios…
Ingresé a AIESEC en septiembre de 2009 con la idea de lograr el tan ansiado intercambio a fines de año. Finalmente, después de algunos delays, en enero emprendí mi búsqueda intensiva de práctica y llegó a mis manos una invitación de uno de los Comités Locales de Polonia para formar parte de un proyecto. Ahí fue cuando le pregunté a mi amigo Matias Budano, que hacía unos meses ya había sido parte de dicho emprendimiento en el mismo país, quien literalmente me vendió el proyecto ¡y no tuve más opción que viajar hacia el frío!.
Trabajé durante seis semanas en un proyecto nacional destinado a ampliar la visión actual de los jóvenes respecto a sus posibilidades en el futuro, dictando talleres sobre emprendedurismo principalmente a chicos de 17 y 18 años. Éramos casi 50 practicantes de más de 30 países diferentes reunidos todos por el mismo proyecto en un solo país; ¡imagínense qué experiencia increíble! Fue sensacional la emoción que todos teníamos en la capacitación que organizó el staff del proyecto el primer fin de semana antes de empezar a trabajar…
Mi equipo de trabajo estaba integrado por otros tres AIESECers más: Liza de Rusia, Ermek de Kyrgyztán y Alisa de Moldova. Con ellos no sólo trabajamos, también vivimos juntos y compartimos el día a día, las ansiedades, los miedos del inicio, los malos días y las alegrías que pasaban en cada cosa, en algún sentido se convirtieron en mi familia durante ese período. Esto me permitió llevarme pedacitos de cuatro diferentes culturas, ¡todo en un solo país!
¿Qué puedo decir de la experiencia de trabajo? Realmente fue excelente, yo buscaba desafíos y me encontré con todo un programa de trabajo dispuesto en ese sentido: trabajamos en un colegio por semana, dando talleres iniciales durante los tres primeros días a diferentes cursos, luego de lo cual debíamos elegir a los estudiantes más activos, para desarrollar talleres más focalizados los dos últimos días. Nos mudábamos a otra ciudad en algunos casos durante la semana, cambiábamos de compañero cada semana también, por lo cual debíamos readaptarnos a un nuevo estilo de trabajo constantemente.
Al no haber nadie de habla hispana, conversaba todo el tiempo en inglés ¡y hasta empecé a pensar en inglés! También me tuve que adaptar al idioma polaco, creo que aprendí bastantes palabras, ¡eso sí puedo dar fé de que es un idioma complicadísimo!
Pero creo que lo mejor de todo es que ese mismo ritmo hizo que tuviésemos muchas ganas de seguir mejorando durante todo el proceso. Logramos transformar los talleres iniciales completamente y sacar ideas buenísimas del simple trabajo en equipo; ¡realmente viví la experiencia de llegar un buen resultado a pesar de las diferencias culturales, de edad, y formación que había entre nosotros!
De Polonia definitivamente me enamoré… Tiene las vistas más increíbles que jamás conocí, lleno de historia en cada esquina por la que uno camina, en donde también se puede observar su intento por dar un paso hacia el futuro. Es un país signado por la segunda guerra mundial, se puede observar todo ello en muchos de sus edificios totalmente reconstruidos tras su completa destrucción en 1945. Sin embargo, también es actualmente uno de los centros financieros de todo Europa, por lo que se encuentra en un proceso de desarrollo impresionante.
La gente de allá es muy respetuosa y formal, pero también muy atentos a cada detalle. Desde el inicio los AIESECos de allá nos hicieron sentir como en casa, me buscaron en el aeropuerto con carteles de bienvenida!, nos invitaron a comer y prepararon todos juntos su comida típica (barszch, pierogui, etc) para deleitarnos. A su vez nos hicieron parte de las actividades del comité, ¡asistimos a algunas conferencias y las reuniones de comité quincenales!
Y nuestros chicos, nuestros alumnos de cada uno de los grupos con los que trabajamos, todos interesados en nuestros países. Es impresionante pero parece que Argentina es el lugar más codiciado por los polacos… ¡todos estaban interesados en conocer nuestras tierras!
Finalmente me tocó compartir el dolor de todos: Polonia frente a la tragedia aérea en la cual falleció el presidente junto a 80 políticos y personas destacadas de la sociedad polaca. Realmente fue una situación movilizante incluso para nosotros, practicantes de otros países…
Si bien la experiencia fue corta, se vivieron muchísimas cosas y aprendí muchísimo más de lo que yo esperaba. En realidad creo que al salir, no tenía una idea concreta de qué iba a hacer, qué podía aportar… pero creo que también en eso está el gusto de poder decir sin tanta certeza: ¡me animo a hacerlo!
Este viaje me permitió crecer no sólo profesionalmente sino más que nada a nivel personal; no sólo conocí a muchísimas personas y culturas, sino que en su mayoría logré conocerme mucho más a mí misma, a cómo desenvolverme en otro lugar, en otro idioma, con otras personas, y lograr amistades genuinas con las que seguimos diariamente en contacto, vencer miedos, descubrir la esencia de las cosas…
Así que si están buscando una experiencia única, anímense a hacerlo, ¡porque el intercambio realmente no tiene nada de desperdicio!

Fuente: AIESEC in Córdoba Blog

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